El término de Carrascosa se sitúa por encima de los 1250 m en la Serranía de Cuenca. Las ondulaciones suaves de la elevada paramera sobre la que se asienta se ven recortadas por las grietas de profundos barrancos que vierten sus aguas al río Guadiela en la hoz de Tragavivos. Esta combinación de amplias extensiones despejadas y profundos desfiladeros colmados de vida ofrecen generosas experiencias a los caminantes.
El trazado visita la cabecera del barranco de la Hoz Somera, impresionante corte calizo que vierte las aguas del barranco de la Hocecilla en el cercano río Guadiela. Tras atravesar el espeso pinar que rodea la hoz, estrechos y sinuosos caminos de herradura permiten acceder a la cabecera del barranco e incluso visitar la Fuente de las Losas. Desde Los Castillejos, pétreo mirador natural, las vistas del entorno son amplias y espectaculares.
Estas tierras han estado pobladas desde tiempos inmemoriales, como así lo atestiguan los grabados Neolíticos encontrados. Los romanos explotaron sus yacimientos ferruginosos, como la mina de Cueva del Hierro o la Herrería de Santa Cristina. Durante la dominación musulmana será una zona estratégica de frontera entre el dominio árabe y el reino de Molina de Aragón. Por su parte, los árabes explotaron los yacimientos salinos al pie de la villa de Valsalobre. Sin embargo, no es hasta el s. XII cuando Carrascosa surge como núcleo poblacional, siendo colonizada por almas procedentes de los Señoríos de Sigüenza y Alhama de Aragón.