El agua como protagonista
Desde el punto de vista natural, Villarrubia de Santiago se asienta sobre una meseta a 750 metros de altitud,
constituida por rocas detríticas y evaporíticas provenientes de la cuenca sedimentaria manchega.
Su morfología es la responsable de la existencia de parajes que combinan la austeridad de la Mesa con la frescura de espacios donde el agua es el protagonista, muchas veces encubierto, aflorando en superficie dando lugar a varias fuentes. Cárcavas y barrancos son un signo distintivo de la riqueza natural de Villarrubia de Santiago, que junto a riscos y cerros, conforman un paraje reseco y blanquecino que reverdece en la proximidad del río.
Durante todo el recorrido se podrá observar la fauna existente en la zona que, principalmente, se compone de abundantes conejos y, la muy apreciada perdiz roja.
Las antiguas alamedas existentes,sobre todo en el entorno de las Fuentes, desaparecieron a principios de siglo como consecuencia de la enfermedad del olmo (grafiosis), posteriormente repoblándose con planta resistente a la enfermedad y dando, como resultado, las actuales alamedas.
La Fuente Vieja y la Fuente Nueva, ambas de estilo románico, están localizadas en distintos parajes. Tuvieron gran importancia en la vida económica y social del pueblo como fuentes de agua potable y lavadero.
Aún teniendo constancia en 1576 de la existencia de los manantiales, no fue hasta finales del siglo XIX que se construyó la estructura de arcadas existente en la actualidad, tanto de la Fuente Nueva como de la fuente Vieja.
La Fuente Nueva, situada en el paraje al que da nombre, su uso principal fue el de abastecer al pueblo de agua potable y lavadero. Además de la propia fuente en sí, la estructura consta de un pilón de grandes dimensiones donde las vecinas generalmente acudían a lavar la ropa.